Parece algo antiguo, más propio de cocinas de otro tiempo con manteles de puntilla, sillas de enea, hornos de leña y olor a pan. Lo que ya era bonito entonces se rescata melancólicamente quizá como una forma de volver a tiempos más sencillos y más cálidos… A mí me recuerdan a mi abuela Fa.
Ahora los platos salen de cocinas y comedores para decorar las paredes de toda la casa; pintados a mano, de diseño, con flores, motivos geométricos o toile de jouy, y mejor si son descabalados.
Si le sumamos lo divertido que puede ser para algunos ir de mercadillo en mercadillo buscando los más originales, entonces es una idea “redonda”.
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