De esos cuyas ventanas iluminadas es imposible no mirar cuando caminas de noche por sus preciosas avenidas.
En los últimos cuatro años he tenido la suerte de tener en mi trabajo la excusa perfecta para viajar a París al final del verano. Invariablemente, en cada visita, me quedo con ganas de entrar en alguna de esas preciosas casas palaciegas de patios ajardinados, techos altísimos y cortinas de seda.
Esta está a la venta!!!
Pero que maravilla!! No me importaría nada irme a vivir ahí!! Que pasada!
ResponderEliminarUn beso y buen fin de, Cris
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